Me gustaría contarte un poco de mi historia personal.

Mi sueño era trabajar full-time de mi profesión, pero no me animaba. Por otro lado, el hecho de vivir en el exterior (si, viví casi 6 años en Nueva York) y aprender un idioma nuevo me ilusionaba y al mismo tiempo, me asustaba.

Se trataba de mi autoestima. Tenía una visión y opinión negativas de mí misma, sentía que no era capaz, no confiaba en mí y creía que me faltaban cualidades. Consecuentemente, postergaba lo que deseaba hacer por temor a fracasar y noté que se había creado un patrón de procrastinación en algunas áreas de mi vida. Fue entonces que emprendí un proceso de trabajo personal sobre aquello que tanto me impedía avanzar, crecer y valorarme plenamente: la valoración e ideas negativas que había construido sobre mi persona en algunos ámbitos de mi vida.

En el camino, me topé con herramientas claves para mi crecimiento que consistían en cuestionar esas creencias, suavizarlas y probar nuevas formas de pensarme, de interpretar las situaciones y de conducirme ante ellas. Logré elaborar el hilo de mi historia de vida que me permitió comprender lo que me pasaba, y resignificar algunos aspectos de mi identidad hacia formas más funcionales.

Esto me permitió descubrir que había otras formas más sanas de verme y considerarme, me posibilitó ver la parte potencial en mí que no veía, y valorarme. También me permitió romper y cambiar el patrón que me estancaba. Pero sobre todo, me permitió ver que es algo en lo que todos podemos trabajar. Fue así que empecé a sentirme capaz y útil, a confiar en mí y a creer que yo sí podía hacer aquellas cosas que quería pero temía y finalmente, avanzar.

Gracias a este camino he construido la vida que deseaba y comprobé aquello que había aprendido en la teoría: esos conceptos que tenemos de nosotros mismos pueden cambiarse hacia unos más funcionales, amorosos y realistas al mismo tiempo. Podemos generar un cambio en los patrones que venimos repitiendo y también en eso que tan natural y arraigado sentimos: la autoestima y el amor propio, la base desde donde construimos nuestras vidas.

Hoy, y desde hace algunos años, acompaño a otras personas a trabajar sobre la relación que tienen consigo mismos y los demás, a conocerse y comprenderse, a desplegar sobre el mundo quienes realmente son, debilitando las creencias limitantes, creando nuevas miradas posibilitadoras acorde a la vida que desean vivir, cultivando la autoconfianza y la valoración propia, y descubriendo que todos tenemos las herramientas que necesitamos, sólo debemos aprender a verlas o dejarnos acompañar para poder descubrirlas, además de aprender otras nuevas.

Considero que construyendo una autoestima positiva somos capaces de ir a por lo que soñamos y lograr lo que queremos en la vida.

VOLVER